lunes, 8 de abril de 2013

Bukowski for life


Making love in the sun, in the morning sun
in a hotel room
above the alley
where poor men poke for bottles;
making love in the sun
making love by a carpet redder than our blood,
making love while the boys sell headlines
and Cadillacs,
making love by a photograph of Paris
and an open pack of Chesterfields,
making love while other men- poor folks-
work.
That moment- to this. . .
may be years in the way they measure,
but it's only one sentence back in my mind-
there are so many days
when living stops and pulls up and sits
and waits like a train on the rails.
I pass the hotel at 8
and at 5; there are cats in the alleys
and bottles and bums,
and I look up at the window and think,
I no longer know where you are,
and I walk on and wonder where
the living goes
when it stops.

domingo, 7 de abril de 2013

hey ho, LET'S GO!


Suele suceder que me asalta un sentimiento de angustia por lo no vivido, esa sensación de estar confinada a un mundo demasiado pequeño, a límites invisibles pero esclavizantes que no me permiten desarrollar todo mi potencial, que me reducen a una rutina de “buen día” y “hasta mañana”, caras familiares y prejuiciosas, trayectos zanjados con un ir y venir de nunca acabar.

Cada persona que conocemos cambia nuestro mundo, cada palabra que intercambiamos nos permite visualizar un horizonte más lejano, cada historia que compartimos es un paso firme afuera de la burbuja que nos envuelve. La historia del ser humano tuvo raíces nómades, nos hacemos sedentarios por necesidad, para obtener alimentos de fuente segura, para tener ganado, y formar una comunidad, para SOBREVIVIR. Hoy para sobrevivir tenemos que escapar de las ocho horas, desafiar la sensación de seguridad garantizada; sobrevivir es volver a las raíces, volver a caminar sin rumbo fijo. El hombre viene al mundo solo y solo se va. Recordemos que tenemos derecho a reclamar nuestro nomadismo, a vivir al menos temporalmente con la certeza de que no hay certeza, que tal vez mañana no habrá comida, pero si habrá otro nómade que pueda facilitarla. Vivir día a día instintivamente, eligiendo confiar en desconocidos, eligiendo guiarse por corazonadas, eligiendo caminar por caminos no explorados, construyendo nuevas rutas.
Hoy tengo la certeza de que me esperan grandes cosas, cosas que no se reducen a títulos, sueldos, propiedades, estabilidad para poder anidar en un hoyo y esperar la vejez con tranquilidad. Me esperan aventuras, me espera la adrenalina de no saber cuál será el siguiente paso, me espera enamorarme de países, de fuentes, de monumentos, me espera EL MUNDO.
Y tal vez recién después de escribir mi bitácora de aventuras, de compartir experiencias con personas que también por dentro se saben extraños en sus lugares de origen, después de desafiar mis propios límites y depender de mi misma en tierras ajenas, tal vez recién en ese momento pueda volver a mi hoyo, reencontrarme con los caminos conocidos, esperar el ómnibus con la sonrisa interna de lo vivido, y tal vez el peso de la rutina no sea ahora aplastante porque sabré todo lo que hay allí afuera, y sabré que no soy la única que lo busca. Y entonces podré volver a embarrar mis pies en “buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlo?” y pagar mis impuestos y quejarme del transporte capitalino. Podré incluso cavar más hondo y hondo en mi cueva, llenarla de sillones afelpados y compartirla con quien me quiera, porque me sentiré plena y sabia, con la sabiduría de quien recorrió mucho y tiene respuesta a todos los problemas prácticos con el poder que la experiencia le otorga. Porque como dijo Mandela “No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuánto has cambiado tu”
Trazar objetivos, soñarlos día y noche, apostar la vida a ellos y lograrlos. El mundo es demasiado pequeño como para hablar de imposibles, y todos somos demasiado iguales, queremos las mismas cosas, cerramos los ojos en horas de oficina visualizando paraísos comunes, como para no ayudarnos.

Viajar es volver al estado original de conocimiento, la curiosidad constante, todo es nuevo, todo es aprehensible, todo es interiorizado.
 Augustine of Hippo


Como dice la frase “El que está acostumbrado a viajar sabe que algún día tendrá que partir. Viajar es vivir despegándose, la rutina nos obliga a aferrarnos de cosas, de personas que tratamos como cosas buscándoles utilidad para que llenen nuestros vacíos. Viajar es aprender a dejar ir, a decir adiós con nostalgia y a la vez alegría por lo vivido.

Mi sueño es ser nómade, que mi mente sea mi domicilio y mis compañeros de ruta mis rutinas. Que no haya día igual al anterior, que cada noche me pueda dejar llevar al ritmo de culturas diferentes, que conocer a una persona sea el contacto de dos almas pérdidas que finalmente se están hallando.

Vivamos no para recordar días, sino momentos, hagamos que el tiempo que nos toca valga la pena. “The world is a book and those who do not travel read only one page.”